Al día siguiente, en Elarvia, Ivana acababa de levantarse cuando su madre entró en la habitación con una expresión que no lograba ocultar su incomodidad. Ivana levantó la vista, confundida, y preguntó:
—¿Mamá? ¿Pasó algo?
Isabela dudó unos segundos, pero finalmente habló en voz baja:
—Nelson... me pidió que te dijera unas cosas.
Ivana se quedó en silencio, sorprendida, pero enseguida negó con firmeza:
—No quiero escuchar nada.
La mirada de su madre titubeó por un momento.
—¿Estás segura, Ivana?
Cuando ella se enteró de lo que Nelson quería decirle a Ivana, su primera reacción fue rechazarlo.
Pero, al escuchar lo que Nelson quería contarle, se quedó sin palabras.
Nunca imaginó que él estuviera tan enfermo, y mucho menos que tuviera una enfermedad terminal.
Lo que más la sorprendió, sin embargo, fue descubrir que él usaba su propia vida como chantaje para obligar a Ivana a regresar con él.
Si ella no aceptaba tener un hijo con él, se negaba a recibir tratamiento con células madre.
Al