Nelson fue llevado de inmediato para hacerse unos estudios.
Los resultados dejaron a todos en shock.
Nelson tenía cáncer, pero no cualquier tipo: era uno silencioso, que avanzaba sin dar señales claras. Cuando lo descubrieron, ya se encontraba en fase terminal.
El rostro del médico reflejaba una profunda preocupación.
—Señor Braga —dijo con voz grave—, la mejor opción de tratamiento que tenemos ahora es una terapia con células madre. Lo ideal sería que tuviera un hijo. Durante el embarazo podríamos extraer las células necesarias para su tratamiento.
—No se preocupe, no hay ningún riesgo para la salud del bebé.
Nelson se quedó helado. No dijo ni una palabra.
Sus padres ya habían llegado al hospital, al igual que Elena.
Cuando Elena se enteró del diagnóstico, se derrumbó.
Se olvidó de todas las peleas y rencores con Nelson. Lo único que le importaba era que él pudiera seguir viviendo.
—¡Yo te doy ese hijo! —gritó, tomándole la mano con desesperación—. Nelson, no tienes que casarte conmig