Capítulo 898
—De verdad, yo tampoco quiero seguir atrapada en el dolor del pasado. Pero, ¿saben lo difícil que fue mi vida estos cuatro años? Varias veces estuve al borde de la muerte.

Apenas terminé de hablar, mi padre y Carlos me miraron con compasión.

Mi padre incluso me abrazó y dijo:

—Ya pasó, todo quedó atrás. Tu hermano y yo siempre estuvimos contigo.

Al lado, Carlos asintió, con los ojos enrojecidos.

Los miré y, por dentro, solo sentí una profunda ironía.

Ese abrazo que alguna vez fue reconfortante, ahora me resultaba repulsivo.

Lo aparté suavemente, me limpié las lágrimas y, con la voz llena de tristeza, dije:

—De verdad no pido mucho. Solo quiero una disculpa. Entiendo que no acusen a Camila frente a Mateo, pero ¿quién podría soportar una injusticia así? Me dejaron cargar con toda la culpa sola. Cuatro años pasé, en un mundo de puro dolor y odio. Padre, hermano… yo solo quiero una disculpa, una explicación. ¿Ni siquiera eso pueden darme?

Carlos ya estaba llorando.

Mi padre también se veía
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