Alan se recostó en la silla y le sonrió con descaro a Camila.
Con sus palabras, dejó en claro frente a todos su relación con Valerie.
Ella, algo tímida, le jaló de la manga para que se calmara, pero Alan no era precisamente discreto.
Al contrario, tomó la mano de Valerie delante de todos y, con una sonrisa arrogante, preguntó:
—A ver, díganme, ¿quién quiere reemplazar a Valerie?
Nadie dijo nada.
Camila se puso tensa.
Alan volvió a sonreír, con un tono amistoso falso:
—No pasa nada. Si alguien quiere reemplazar a Valerie, que lo diga.
Al verlo tan engreído, no pude evitar sonreír.
Con lo obvio que era que le importaba Valerie, y teniendo a Mateo como respaldo, ¿quién se atrevería a quitarle el papel?
Valerie estaba roja como un tomate. Trató de soltarle la mano, pero él no la dejó.
De repente, Carlos miró a Valerie y le dijo a Alan seriamente:
—El papel ya está asignado, los afiches publicados, la promoción lanzada. Cambiarlo ahora no sería apropiado. Si el señor Ferrucho insiste en qui