Capítulo 836
Para sorpresa de todos, las cuatro copas quedaron frente a Mateo.

Con calma, él le sonrió a Javier:

—Sea como sea, esas cuatro copas no deberías beberlas tú.

Javier se rio un poco:

—Entonces, ¿Mateo, quieres beberlas por Aurora?

—Yo nunca dije que esas copas fueran para ella —respondió Mateo con una sonrisa burlona.

—¿Por qué te alteras tanto?

Nadie entendía qué pretendía exactamente, y mucho menos se atrevía a interrumpir.

Weston estaba al borde de la desesperación, porque al fin y al cabo todo había empezado por él.

Tras dudar unos segundos, dijo:

—Si el señor Ferrucho tenía esas copas destinadas para mí, entonces yo debo beberlas.

—¿Y por qué tanta prisa? —Mateo se rio un poco, levantó la muñeca y miró su reloj.

Tras unos segundos, dijo lentamente:

—Esperen un poco, alguien se las tiene que beber.

Casi al mismo tiempo que terminaba de hablar, se escuchó la puerta.

Me giré y vi entrar a Carlos y Camila, acompañados de un hombre joven.

Era un chico elegante; con el cabello largo recog
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