—Valerie no entiende, pero ¿cómo es que tú tampoco, Aurorita?
Eh…
¿Y cómo que “entender”?
El tono de Weston parecía más de padre regañón que de mánager.
Seguía presionando a Valerie para que se disculpara con Alan.
—Yo no pienso disculparme —respondió Valerie, fastidiada.
—Si es necesario, me voy del rodaje.
Cuando la escuchó, Weston se puso aún más nervioso.
Como no encontró otra salida, terminó inclinándose hacia Alan:
—Perdón, señor Ferrucho, Valerie es un poco inmadura. Yo le ofrezco disculpas en su nombre. Después tengo una charla seria con ella como corresponde.
—Ah, ¿tú me pides disculpas? —Alan respondió, irritado. Luego llenó varias copas de licor fuerte y las empujó hacia él.
—Pues si de verdad lo sientes, demuéstrame tu sinceridad. Bebe todo esto.
—¡Alan! —Valerie se levantó y lo miró con furia.
—¡No te pases!
Alan se recostó en la silla y se rio con descaro:
—Sí, me paso. ¿Y qué?
Valerie iba a responder, pero Weston la jaló para que se sentara, indicándole que guardara sile