—¡Mmm!—Embi infló las mejillas y dijo:
—¡Regañemos a papá! Ayudemos a mamá a regañarlo, ¡cómo se atrevió a molestarnos!
Me llevé la mano a la cabeza, un poco abrumada.
—¿De dónde sacan esas ideas? —pensé. Desde hoy no voy a hablar de su papá frente a ellos; esos dos ya se enteran de todo.
Valerie se agachó, riéndose, y le preguntó a Luki:
—Con tanta gente en la fiesta, si los llevamos, ¿cómo van a saber quién es su papá?
Luki pensó un rato y respondió:
—Ustedes siempre dicen que nos parecemos a papá, entonces miraré quién se parece más a Embi; ese será papá.
—¡Eh...! —Valerie me miró.
—Este muchacho sí que es listo, ¿eh?
Suspiré y dije:
—Desde ahora no quiero que nombren a su papá delante de ellos.
Valerie hizo una mueca y dijo:
—Ay... qué pesados se ponen cuando crecen. Ahora tendré que hablarles de todo a escondidas.
Es verdad. Desde que crecieron, Valerie dejó de tocar el tema de buscar hombres o tener hijos.
La fiesta empezaba a las 8 p. m., y Javier vino por nosotras a las 7.
El e