Alan miró a Valerie y respondió, con una sonrisa burlona:
—Mateo la echó de Ruitalia, pero ¿no fue porque mató a su mamá? Si fuera otra persona, Mateo ya la habría matado. Pero él sigue teniéndole piedad, incluso aún piensa en ella. ¿Y ella? Ella va y se mete con otro. ¿No puedo burlarme de ella?
Valerie estaba furiosa:
—¡Aurorita no mató a la madre de Mateo, fue Camila! ¡No solo están ciegos, sino que tampoco piensan!
Alan se rio con desprecio:
—¿Camila? ¿A quién quieres engañar? ¿Cómo podría ella matar a alguien?
Miré a Javier, que estaba a un lado, cabizbajo y callado.
Sonreí y le dije a Alan:
—No te indignes. Mateo no confía en mí. Me echó primero, así que ahora con quién ande yo no le incumbe, y menos a ti.
—¡Exacto! ¿Ni sabes qué está pasando y abres la boca? —Valerie no aguantó.
De repente, Alan la lanzó una mirada amenazante, haciéndola saltar.
Yo le dije, tranquila:
—Señor Ferrucho, no te enojes. Solo defiendes a Mateo. Pero te lo dejo claro: yo nunca le fallé, fue él quien no