La compatibilidad era del 94,3 %.
¿Cuándo fue que mi papá se hizo la prueba? Si el porcentaje era tan alto, ¿por qué no me lo contó?
Y peor aún ¿por qué le entregó ese informe de compatibilidad a Mateo?
Un pensamiento terrible me cruzó por la cabeza, y sentí cómo un escalofrío me recorrió el cuerpo.
Lo miré y le pregunté con la voz temblando:
—Mateo… ¿qué te dijo mi papá?
Él me miró con tristeza, y en su cara apareció una sonrisa amarga, llena de decepción:
—Tu papá me lo dijo en persona. Me contó que al principio quería salvar a tu mamá, que pensaba donar su riñón para ella, pero que tú no estabas de acuerdo. Dijo que no soportabas la idea de que él perdiera un riñón, que tenías miedo de que su salud empeorara. Ja… tus familiares son personas y sus vidas valen mucho, ¿pero la vida de mi mamá no importa? Aurora, eres muy egoísta.
—¡Mentira! ¡Eso no fue así! ¡Él te mintió! —lo cogí de la camisa y hablé rápido —No le creas a mi papá, está diciendo estupideces. Él nunca se hizo una prueba