Capítulo 468
El guardaespaldas respondió respetuosamente:

—Sí, Señorita Cardot, si necesita algo, puede decírmelo en cualquier momento.

—¿Y el guardaespaldas de antes? ¿Mateo ya regresó?

El guardaespaldas, con las manos detrás de la espalda, contestó con tono serio:

—Todos los guardaespaldas del patio fueron cambiados por el Señor Bernard. Ahora solo quedamos yo y otros dos compañeros. Pero no se preocupe, Señorita Cardot, lo que necesite, lo haremos por usted.

—¿Mateo no ha vuelto en todo este tiempo?

El guardaespaldas asintió:

—El Señor Bernard ha estado muy ocupado estos días, por eso no ha pasado por aquí.

Ya había pasado una semana, y Mateo no se había mostrado ni una sola vez. Sin duda, afuera se había armado el caos.

Sentía la ansiedad aún más.

Miré al guardaespaldas:

—¿Podrías prestarme tu teléfono un momento?

El guardaespaldas respondió con un tono profesional:

—Señorita Cardot, usted está en estado de retención, no podemos dejarle usar el teléfono.

—No quiero hacer nada malo, solo necesit
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