Si yo acababa así… ¿qué sería de mis bebés?
No. No podía seguir aquí como si estuviera muerta.
Tenía que hacer algo.
Tenía que salir, aunque fuera solo una vez. Si conseguía contactar a Valerie o a mi hermano, tal vez podrían ayudarme.
Llevaba tantos días incomunicada… seguro que ya estaban desesperados.
Pensar en ellos me quitó esa desesperanza que sentía.
Esa noche, Mateo volvió.
Parecía vivir en la villa, porque entró en bata de baño.
Yo estaba de pie junto a la ventana, sin quitarle el ojo de encima.
Por lo que conocía de él, cuando lo complacía solía volverse un poco menos distante.
Pensé que si lograba seducirlo, tal vez aceptaría sacarme aunque fuera una vez.
Sabía que salir sola era imposible.
Pero, con él, quizás sería posible. Solo necesitaba una oportunidad.
Su cara era igual de seria que siempre. Esa mirada suya no cambiaba nunca.
Pero, esta vez, no se me echó encima. Se sentó en una silla y encendió un cigarro.
Era tan elegante, que de solo verlo sostener el cigarro con es