Capítulo 398
Me froté las manos, sentí de una ese frío molesto.

Por suerte, el dueño llegó rápido con mi sopa de fideos.

Agarré los palillos y tomé un poco, lista para comer, pero entre el vapor me pareció ver a Mateo otra vez.

Soplé el caldo para ver bien y hasta me tallé los ojos, mirando bien fijo.

Pero en ese callejón al lado no había nadie.

Obvio, lo más seguro es que Mateo estuviera con los del departamento de secretaría comiendo spaghetti, o capaz hablando asuntos de negocios.

¿En serio iba a aparecer justo aquí?

Seguro es por el cansancio de estos días. Ya hasta veo cosas que no son. Y siempre creo ver a Mateo…

Me apuré a terminar mi sopa de fideos, pensando en llegar rápido a la casa y dormir bien.

Al día siguiente, apenas puse un pie en la oficina, Lucy me jaló para contarme el chisme.

—Aurora, ¿ayer en la noche el señor Bernard no fue al restaurante de comida italiana? ¿No me digas que estabas con él?

—¿Eh? ¿No fue? —pregunté, sorprendida.

Así que sí vi bien anoche. Ese hombre sí era Mat
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