Capítulo 399
Mateo no contestó la pregunta. Solo me miró con esa cara seria, las cejas levantadas y los ojos llenos de burla.

La verdad, ni hacía falta que dijera nada. Esa mirada tan pesada ya era una respuesta para todos.

Cuando entró a la oficina del jefe, todos se empezaron a reír.

—Te lo dije, ¿cómo iba a estar el señor Bernard anoche con esa mujer?

—Qué asco, ni piensa lo que dice antes de mentir.

Camila estaba más creída que nunca.

Yo solo suspiré bajito y agaché la cabeza para seguir trabajando.

Lucy se me acercó rápido, toda inquieta:

—¿Por qué no dijiste nada?

—¿Y qué iba a decir? Es cierto que anoche el señor Bernard no estuvo conmigo.

—Pero dijiste que estaba en el restaurante en una reunión. Si sabías eso, entonces…

—Solo lo vi un rato, fue pura casualidad.

—¿Ah? ¿Y por qué no lo dijiste desde el principio? ¡Qué pena!

Me reí bajito.

—¿Y cuándo me diste chance de aclararlo?

Lucy se frotó la nariz, toda apenada.

—Supongo que a veces uno habla sin pensar… Pero igual te creo. Yo siento que
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