Capítulo 361
Cuando salí del hotel, comenzó a nevar.

Bajo la luz de las farolas, los copos de nieve danzaban en el aire. Me sentía desolada, bajo el frío punzante.

El viento nocturno era como cuchillas afiladas cortando mi cara, dolía muchísimo.

Por eso odio tanto el invierno; el frío es insoportable.

Aunque las esculturas de hielo fueran hermosas y majestuosas, no volveré jamás a este lugar.

Salí tan deprisa que no llevé bufanda. Solo llevaba puesto un abrigo de plumas ancho, debajo seguía con el pijama, y en los pies solo unas zapatillas de tela.

El viento helado se me metía por el cuello, atravesándome hasta el corazón.

Recordando lo que acababa de pasar en la habitación, sentí un dolor agudo en el pecho, una punzada mezclada con una amarga tristeza.

Sentí ojos irritados, pero no cayó ninguna lágrima.

Respiré hondo, ajusté el cuello del abrigo y me fui al estacionamiento.

A esas horas, no había casi nadie en la calle, ni siquiera autos.

Cuando llegué al área de parqueo, presioné el botón de la l
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