El hombre misterioso solo sonrió, sin detener a Camila.
Su silencio, como si le diera permiso, la volvió aún más atrevida: se acomodó a horcajadas sobre sus piernas y empezó a frotarse contra su entrepierna…
Era imposible de verlos sin sentir vergüenza ajena.
Mientras tanto, uno de los guardias ya caminaba con un cuchillo hacia Bruno.
El corazón se me encogió.
"¿Será posible que Bruno de verdad muera hoy en ese barco?"
"¿Dónde están los hombres de Waylon?"
“Con la situación así de crítica, ¿de verdad podrán salvarle la vida?"
Justo cuando pensaba en eso, se escuchó un grito desgarrador.
Uno de los guardias empezó a apuñalar a Bruno.
Mientras tanto, Camila y el señor Alboni seguían en lo suyo, sin el más mínimo pudor.
Se estaban burlando en su cara; era asqueroso.
El amor ciego que Bruno sentía por Camila se había convertido en el chiste más cruel del mundo.
Lástima que estábamos demasiado lejos.
Si hubiera podido grabar esto y mostrárselo a Carlos, tal vez él también habría despertado