Cuando me vio salir de la habitación, Camila se sorprendió un instante antes de forzar una sonrisa:
—Aurora, hoy te levantaste muy temprano.
—Sí —asentí—. Ayer me reconcilié con tu hermano y estaba de buen humor. Dormí bastante bien.
—Ah… veo… —murmuró Camila, incómoda.
Miré la maleta que llevaba en la mano y pregunté a propósito:
—¿Te vas de viaje? ¿Con quién? ¿No que tú y mi hermano ya se van a casar?
Sus ojos brillaron, pero antes de que pudiera decir algo, Carlos salió de la habitación y respondió, con una sonrisa:
—Camila dice que después de la boda quiere irse de luna de miel conmigo. Está tan emocionada que ya empezó a hacer la maleta.
Ella asintió de inmediato:
—Sí, sí… quiero tener todo listo para que, apenas termine la boda, nos vayamos.
Yo no pude evitar burlarme:
—Vaya, ustedes sí que están ansiosos.
Camila actuó como si estuviera avergonzada.
Carlos cambió de tema enseguida:
—Aurora, voy a bajar a prepararte el desayuno. ¿Qué quieres comer?
—Nada, gracias. Estos días he id