Por más que quisiera nunca verlo otra vez, Carlos seguía siendo mi hermano.
Y cada vez que pensaba en eso, una contradicción amarga me apretaba el corazón.
Mateo les había prometido a los niños que hoy iba a jugar con ellos algo nuevo.
Así que en cuanto terminamos el desayuno, Luki y Embi se le colgaron de los brazos, rogándole que cumpliera su palabra.
Creí que quizá Mateo tenía trabajo pendiente y me ofrecí a llevar a los niños al jardín.
Pero él me detuvo, sonriendo.
—Hoy no tengo nada urgente. Quiero pasar el día con ellos.
¿Nada urgente?
Imposible.
El noticiero de la mañana le dedicó una hora entera al próximo juicio en Ruitalia: el caso del "intento de asesinato" de Alan contra Camila se iba a celebrar en cuatro días.
Y todos sabíamos quién estaba detrás: Waylon.
Mi plan falló ayer y por lo visto eso solo sirvió para provocarlo más.
Ahora estaba usando el caso de Alan contra nosotros.
El escándalo ya había estallado.
La prensa lo convirtió en un circo, así que si Alan terminaba e