Capítulo 1196
Justo cuando pensé que iban a descubrir el auricular y que mi plan se iba a ir al traste, la camarera, como si no hubiera visto nada, se quedó callada.

Dio dos pasos a un lado y, temblando, le dijo a Waylon:

—Señor... solo... solo lleva un teléfono.

Me sorprendí.

Estuvo pegada a mi oreja, era imposible que no hubiera visto el aparato.

¿Por qué no lo dijo?

¿Será que Mateo previó que Waylon iba a ordenar un chequeo, que yo iba a pedir que me revisara una mujer y, por eso, sobornó a la camarera del lugar?

No se me ocurría otra explicación.

Waylon inclinó la cabeza y miró a la camarera, sonriendo:

—¿En serio?

Su sola sonrisa era espeluznante.

La camarera tembló tanto que casi se cae al piso.

La miré, completamente tensa, temiendo que del susto fuera a delatar el auricular.

Waylon avanzó dos pasos más hacia ella; la pobre ni se atrevía a levantar la mirada.

Bajó la mirada, la observó y dijo en voz baja, casi cantando:

—Te doy otra oportunidad. ¿De verdad no hay nada más en ella? Si te equiv
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