Si todo salía bien mañana y lograba grabar las pruebas de lo que tramaron Waylon y Camila, con un poco de ayuda de los medios, no solo iban a liberar a Alan, sino que Camila iba a quedar completamente arruinada, y Waylon hasta iba a ser expulsado de Ruitalia.
Solo imaginarlo me parecía increíble.
Creí que por darle tantas vueltas terminé soñándolo esa noche.
En el sueño, todo pasaba tal como yo quería: Alan era rescatado, Valerie despertaba, Camila se volvía una paria, mientras Waylon, presionado por los medios, huía de Ruitalia hecho un desastre.
El final del sueño era pura alegría: todos reunidos frente a una chimenea encendida, celebrando Navidad.
Fue tan perfecto que me desperté sonriendo.
Abrí los ojos y me topé con la mirada penetrante de Mateo.
Me miraba con curiosidad.
—¿Qué soñaste para reírte así? —preguntó.
Lo abracé y le conté todo, diciéndole lo lindo que fue.
Mateo asintió y sonrió:
—Sí, suena lindo. Me gustaría tener sueños así, en los que hasta se hacen milagros.
Eh...