Capítulo 1148
No pasó mucho tiempo antes de que Mateo me llevara a una casa alejada de todo. Estaba bien iluminada y varios guardaespaldas vigilaban la entrada. Lo miré sin entender nada.

—¿Dónde estamos?

Mateo no me contestó. Me tomó de la mano y me hizo entrar con él. Apenas cruzamos la puerta vi a varias personas amarradas en el suelo. La sorpresa me dejó paralizada.

—Señor Bernard, no están hablando —dijo uno de los guardaespaldas.

Mateo apretó los dientes.

Se sentó en el sofá conmigo y miró fijamente a los hombres amarrados en el piso.

—¿No dicen nada? —murmuró, con una sonrisa apenas visible.

—Entonces córtenles las manos y los pies para que se mueran desangrados poco a poco. Que sientan cómo se les va acercando la muerte.

Habló con una calma que daba miedo, como si estuviera hablando del clima. De inmediato los hombres amarrados se pusieron completamente pálidos del susto. Por instinto lo miré de reojo. Él estaba recostado contra el respaldo del sofá, observándolos con total seriedad y esa s
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