Capítulo 625
Hizo una pausa y luego dijo:

—Pensé que ya no querías verme.

—¿Cómo crees? —contesté.

Me miró y suspiró:

—Estás molesta conmigo, ¿verdad?

En voz baja, le dije que no.

Él me explicó rápido:

—Lo de hoy… no es que defendiera a Camila. Solo me preocupaba que la estuvieras malinterpretando. Al final, ella no tendría razones para hacerle daño a tu familia, además ella…

—Ya basta, no quiero seguir hablando de ella.

La verdad, no quería ni mencionarla.

Además, mi mamá tenía razón: Mateo también fue víctima de las mentiras de Camila.

Y cuando alguien miente tan bien y actúa tan perfecto, solo con pruebas imposibles de negar se le puede abrir los ojos a alguien.

Sin esas pruebas, todo lo que yo diga será en vano.

Mateo me miraba muy fijo.

Parecía convencido de que yo estaba molesta, y apretó mi mano con más fuerza contra su pecho.

Volteé y noté que de inmediato empezó a nevar otra vez.

Le dije:

—Ya está oscureciendo, vamos a cenar.

Pero él no se movió.

Suspiré:

—Tengo hambre. Si no quieres comer
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