Volví a mirar cada detalle del apartamento.
Por el lugar y la decoración, la novia de mi hermano parecía ser una muchacha ordenada y de buen gusto.
Si no fuera porque ya me había dejado plantada varias veces, no dudaría de ella.
Pero igual, ya casi iba a conocerla de verdad.
Con esa idea en la cabeza, miré hacia el cuarto principal.
En ese momento vi a mi hermano salir con la cabeza baja y desanimado.
Más o menos podía imaginarme lo que pasaba.
Me acerqué y sonreí un poco.
—No está, ¿verdad?
Él no contestó.
Yo le dije, medio aguantándome la risa:
—En el fondo sabes que algo esconde y por eso no quiere vernos.
—No digas eso —respondió defendiéndola —Mayi me dejó una nota que decía que tuvo una urgencia y no pudo esperarnos. Quiso mandarme un mensaje, pero yo iba manejando y no lo vi. Mira, aquí dice que te pide perdón por no esperarte y que se siente mal por dejarte plantada.
Me dio la nota para que la leyera, pero yo, ya estaba cansada de lo mismo y le aparté la mano.
—¿Acaso no lo ves