Aunque Mateo me odie y no me soporte, no creí ni una palabra de lo que dijo Camila.
Siento que un hombre como él no haría algo tan bajo como mandar a su mujer para que otro la use.
Él no es de los que se rebajan por conseguir lo que quiere.
Si fuera distinto, en estos tres años que llevamos casados, ya habría usado los contactos de mi familia para subir de nivel.
Pero nunca lo hizo.
Por eso, lo que dijo Camila fue solo para provocarme.
Al pensar en eso, me sentí un poco más tranquila.
Después de que Mateo y Alan salieron, no regresaron.
Camila también se fue detrás de ellos, y tampoco volvió.
Comí y tomé lo que quería. Me quedé un rato en esa sala, esperando, pero no apareció ninguno de los tres.
Empecé a sentirme rara, algo dentro de mí me decía que algo no estaba bien.
¿Será que Mateo me dejó sola otra vez?
Y lo peor... ¿habrán pagado la comida?
Me paré de golpe, agarré mi bolso y salí al pasillo.
Miré a todos lados, pero no vi a nadie.
Fui hasta el vestíbulo, y tampoco estaban.
Qué