Narra Nessy.
El viaje en avión fue el más largo de mi vida. No podía creer que todavía no llegáramos, y aunque Milton me aseguraba que era la ansiedad, ya que el vuelo no había tenido ningún tipo de retrasos.
No pude dormir durante todo el trayecto. Solamente quería ver a mi bebé, abrazarlo y llenarlo de besos; necesitaba estar a su lado y pedirle perdón por haberlo abandonado por tanto tiempo.
― Ya, cielo. Tienes que tranquilizarte ― insistió Milton, por decima vez.
― Lo sé, pero es muy difícil hacerlo. No soporto esperar tanto tiempo… tengo muchas ganas de verlo.
― Yo también, Ness. Pero también piensa que es un bebé que acaba de perder a las personas que cuidaban de él. Necesita un apoyo, y que su mamá le dé mucha tranquilidad.
Y ahí fue cuando me di cuenta que mi pequeñito había perdido a quienes eran prácticamente sus padres, y me preguntaba de que forma, un pequeño de poco más de dos años podía estar tomando esa noticia.
Finalmente llegamos al aeropuerto y mi madrina estaba allí