Los días estaban pasando muy rápido, para Samuel y Alía el trabajo los estaba agotando.
Alía tenía ahora las grabaciones de la nueva serie, con el ganador a mejor actor, David Adams. Era uno de los actores más guapos de la industria y un eterno enamorado de Alía.
En el pasado no perdía el tiempo para invitarla a salir, le regalaba rosas, chocolates y eso todo el mundo lo sabía.
Después de que David se enteró de que Su enamorada se encontraba por casar, quería dejar todo e ir por ella, pero su empresa impidió que cometiera una locura, pues no estaban tan locos para dejar ir su fuente de ingresos y más que se enfrentará a Samuel y acabar con su carrera.
La obsesión lo tenía tan al borde que al saber que la nueva serie la grabaría con Alía. Aumento más su entusiasmo.
.
.
—Buenos Días, cariño.— Samuel despertó a Alía con un suave beso en los labios, su mujer lo tenía loco.
Con un bostezo, Alía fue abriendo los ojos.
Lo primero que vio fue a un Samuel despeinado y recién duchado, el olor a