A Raina la llevaron al hospital por un accidente de tráfico, y el responsable del incidente, Liam, ya está en la comisaría.

Cuando Iván vio a Raina, ella estaba recostada en la cama jugando con su teléfono. Sus pies se balanceaban, disfrutando de su tiempo libre.

Iván respiró aliviado, pero luego, al entrar, su cara se puso seria, con una expresión que no solía mostrar, la misma seriedad que hacía que Raina la sintiera sin necesidad de mirarlo. Ella no dijo nada, solo siguió jugando con su teléfono.

Iván la miró de reojo, y la vio jugando un videojuego.

Ese juego... ¿No era para niños?

Iván tiró su abrigo sobre la cama y se sentó, cruzando sus piernas en la silla junto a ella.

—¿Dónde te lastimaste? —preguntó.

—No me lastimé —respondió Raina, completamente metida en su juego, sin mirarlo.

Hace un momento, le había preguntado al médico, y en efecto no tenía heridas, pero Iván insistió.

—¿No te lastimaste, pero estás aquí acostada?

—Solo estoy haciendo show para asustar a la gente —respo