Capítulo 44 Es la mayor fortuna de su vida.
—¿Y tú sí me puedes culpar de algo que no hice? —Iván sonaba ofendido.
¿Era un actor? ¿Cómo podía fingir tan bien?
Raina ya no supo qué contestar.
Toc, toc.
Iván golpeó con sus dedos recién lavados el plato frente a él, donde estaba el único trozo de langosta que había guardado para él, después de haber pelado tantos.
—Aparte de mí, tú eres la primera con la que como spaghetti.
¿Le estaba dando explicaciones? ¿Y para qué tenía que darle explicaciones?
Raina no entendía lo que quería decir, pero contestó:
—Entonces sí que tengo suerte.
—Casarte conmigo es el golpe de suerte más grande de tu vida —respondió Iván, con una arrogancia descarada.
Aunque no entendía del todo lo que pasaba por su cabeza, esa conversación confirmaba la razón por la que él se había casado con ella.
—Un hombre tan poderoso como tú, si quisiera jugar conmigo, no necesitaría hacer tanto teatro.
Dicho esto, Raina se paró y salió del restaurante.
La noche en Sedona era fría, muy diferente al clima agradable que había