Capítulo 32 Dos días de casada, y ya hablando de hijos.
Cuando Raina e Iván bajaron, la familia Herrera ya estaba toda reunida.
El día anterior había demasiada gente y Raina no alcanzó a reconocer a todos. Ahora, en cambio, se los fueron presentando uno por uno. Notó que las miradas se clavaban en ella, sobre todo en su cuello, y entendió al instante la intención detrás de la mordida de Iván.
Era una declaración pública de que todo iba “perfecto”.
Aunque ya habían terminado de desayunar, les dejaron la mesa lista.
Era un desayuno grande, para cada uno había una bandeja llena de comida.
—Señora, este es su caldo —dijo la empleada, pasándole un tazón distinto al de Iván.
Cuando Raina estaba a punto de dar las gracias él la miró con seriedad y preguntó:
—¿Ya empezaron con los remedios?
¿Qué?
En ese momento, miró el caldo y notó el olor a hierbas medicinales.
—Claro, así pronto tendré un bisnieto —dijo la abuela de Iván, con su cabello plateado y un vestido verde vintage, que parecía heredado de una princesa.
—Así es, debe cuidarse. Mira lo de