Capítulo 25 A partir de ahí, su mundo quedó en tonos grises.
—¿Todavía recuerdas cuándo fue la primera vez que Raina te llevó a casa?
Noel no levantó la cabeza, y Eduardo volvió a preguntarle:
—Entonces, no tiene que ser tan específico: ¿recuerdas al menos en qué año fue…? ¿Sabes lo que Raina vivió en ese tiempo?
Esas palabras hicieron que Noel alzara despacio la cabeza, con la cara ensangrentada y los ojos rojos, llenos de furia.
No lo sabía, nunca lo preguntó, y Raina tampoco se lo contó.
Eduardo conocía a Noel desde hacía muchos años, pero era la primera vez que lo veía tan descompuesto.
—¿Quieres ir primero al hospital?
—¿Qué pasó exactamente? —Noel habló, casi sin voz.
Eduardo lo miró a los ojos unos segundos antes de responder con calma:
—Sabes que ella fue campeona olímpica, pero no sabes que ese también fue el final de su carrera. Cuando la conociste, estaba en el punto más bajo de su vida.
La voz grave de Eduardo, dueño de la empresa de bodas y maestro de ceremonias, tenía un peso que estremecía.
Noel lo miró fijamente y de un tirón lo