Capítulo 27

                                                        Dalbert Brown

Observarla dormir es muy simpático. Ella es tan hermosa, tan inocente, tan tierna que hasta parece ingenua. Incluso hasta dormida hace esos gestos con la nariz que muchas veces me hacen querer sonreír.

No le hice el amor, le demostré lo que me gusta, lo que soy y pude ver que eso la encendió. Fui posesivo, fui dominante, fui brusco e intenso, fui todo eso menos suave que hasta sentí temor de partirla por la mitad. Pero mi gatita se acoplo perfectamente a mí, a mi tamaño y a mis toques.

Consumí hasta el mínimo detalle de su cuerpo, como si lo necesitara, como si fuese esa droga que mi cuerpo anhela a cada hora. Y es que efectivamente, lo es, porque el simple hecho de
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