Dalbert Brown
Estaba ansioso y furioso, no sé cómo describir ambos sentimientos. Ver que llegaban notificaciones del correo de mi esposa era algo que lo creía imposible, así mismo, los trabajos se redujeron y me facilitaron la vida.- Ella se encuentra aún en la clínica. – habla Paulo, cansado ya de mi ataque de histeria.- Entonces dime, ¿Quién demonios estuvo haciendo el trabajo?- No lo sé, quizás fue Camila o tu secretaria.- Ese es el problema. Mi secretaria no sabe, porque los envié en el correo de Olivia. Ni yo tengo acceso a ese correo.- En breve salimos, llegaremos para el evento y luego harás lo que quieras.Suspiro. Paulo tiene razón, deberé cal