—Te dije que he preparado todo para asegurarla aún más— repitió desde el armario— No soy tan idiota como para ponerlas en peligro— salió del armario y caminó hacia mí que me encontraba en la cama con Mía.
—¿Y por qué mejor no nos quedamos aquí?— pregunté retóricamente, él siguió caminando hasta acostarse en la cama y resoplar.
Se acomodó hasta quedar de medio lado para poner sus ojos en mí, puso su mano sobre la espalda de Mía que estaba acostada en medio de ambos.
—Tengo razones para creer que Ross ha descubierto nuestra ubicación, y aquí no tengo los mismo métodos de seguridad que en aquella casa ¿Comprendes?— confesó.
—¿Cuales son las razones?
—Razones Ám, quizás sólo son suposiciones o simple paranoia, el hecho es que quiero irme de aquí.
—Entonces vamos a otro lugar, Damián.— repetí por millonésima vez en la semana— No lo sé, otra casa, incluso podemos irnos de está ciudad y ya...
—No me jodas, Ámbar— se enojó.— sí te estoy diciendo que nos iremos a esa puta casa nos iremos y no