~Pov de Alisha~
Doy un par de vueltas por el campus, saludando a algunos compañeros mientras busco a mi amiga Helena, pero no la encuentro por ninguna parte. Una punzada de preocupación me atraviesa: «¿estará bien?» Al llegar a la salida principal, mi corazón da un vuelco. A lo lejos, logro ver una figura inconfundible. Es él, un hombre elegantísimo con un traje negro, reclinado sobre el capó de su auto deportivo. Su mirada está fija en el reloj de su muñeca. «Damien ¡Mierda!» El aire se escapa de mis pulmones. Me detengo en seco, la sorpresa congelándome en mi sitio. Mi mente se pone a toda marcha, y antes de que él levante la vista, reacciono. Me camuflo detrás de una columna cercana y me deslizo, usando la estructura como escudo. Mi corazón late tan rápido que creo que se me va a salir del pecho. El pánico me impulsa a actuar. Salgo de la universidad por la zona de parqueo, y un guardia, al verme en ese estado, no duda en ayudarme a pasar. Corro, mis pies apenas tocando el suelo, en dirección a mi departamento. No me detengo hasta que cierro la puerta detrás de mí, cayendo de rodillas en el suelo. Es en ese momento que mi respiración, agitada y errática, comienza a calmarse. Me quedo allí, abrazando mis piernas con los brazos, intentando dar sentido a lo que acaba de pasar. «¿Qué está pasando?» me pregunto. Aunque había intentado ignorar el tema, sabía que era inevitable. Era de esperarse que Damien quisiera una explicación de por qué había roto nuestro acuerdo. «¿Por eso estaba allí?» La incertidumbre me oprime. Solo me quedaba esperar. Sabía que cada decisión que tomara, cada paso que diera, tendría una consecuencia. Mi destino ya no era solo mío; afectaría a todos a mi alrededor. Mi vida no era la única que estaba a punto de cambiar. Una vez más tranquila, me levanto del suelo. No quiero pensar en ello. Procedo a cambiarme, poniéndome ropa más cómoda, y tomo mi computadora, varios libros y algunos bocadillos. Me acomodo en la sala, lista para sumergirme en el trabajo. Con determinación, comienzo a trabajar en mi negocio en línea. Noah ya me había enviado un correo con todos los datos y contactos que le había solicitado para mis contratos. Así, sin darme cuenta, paso tres días enteros encerrada en mi departamento, el mundo exterior desvaneciéndose en mi burbuja de concentración. ~Pov de Damien~ Conocí a Alisha Larraín en una noche fría y nevada. En un intento de aislarme de mis problemas, conduje sin rumbo y terminé en un bar de la zona de Neubau. El lugar tenía un ambiente cálido y acogedor. Sin dudarlo, me senté en la barra. Fue al levantar la cabeza que mis ojos se encontraron con los de una chica hermosa. Tenía unos ojos azules tan claros que parecían de cristal, una piel blanca y un cabello rojizo, natural y ondulado, que hacía resaltar unas pecas sobre su nariz y mejillas. Su figura era esbelta y de curvas suaves. Era sencillamente bellísima, y su amabilidad de inmediato cautivó mi atención. Debo admitir que fui un poco tosco y estoico esa noche. Pero el ir y venir de su figura detrás de la barra, con esa sonrisa radiante, despertó en mí una sensación que creía muerta. Esa noche terminé completamente ebrio. Mi asistente tuvo que venir a recogerme. En mi embriaguez, experimenté un sueño extraño, algo subido de tono, protagonizado por aquella joven del bar. A la mañana siguiente, no podía dejar de pensar en ella. La sensación me era familiar, y me reprochaba por ello. Me había prometido no volver a encontrarme en una situación así. Después de un día largo en la oficina, me dirigí de inmediato al bar, con la esperanza de volver a verla.