P.O.V. Adrien
Han pasado varios días sin noticias de Eileen. He notado que su departamento está vacío; nadie entra ni sale, lo que me resulta extraño. Aunque me duele, es mejor mantenerla alejada de Citlali mientras continúo buscando más información sobre ella.
La boda con Citlali se acerca en tres semanas, y mis padres están bastante molestos por la situación. Pero en su momento, les explicaré la verdad.
En estos días, he experimentado algunos síntomas inusuales. A veces me siento extremadamente cansado y, en otras ocasiones, tengo náuseas. Tal vez sea por el estrés, pero no puedo evitar preocuparme.
Hablando de náuseas, empiezo a sentirme un poco mal.
Entonces, alguien toca la puerta de mi oficina y veo a Joel entrar.
—Señor Giordano.
—¿Qué pasa, Joel?
—Tiene una visita.
—Si es Citlali, dile que estoy ocupado.
—Entonces es verdad que solo jugaste con mi hija para al final quedarte con esa mujer —escucho la voz de la madre de Eileen y levanto la vista para confirm