La semana ha pasado volando.
Durante este tiempo, Casandra ha intentado contactarme en varias ocasiones, pero necesitaba estar sola. Hace dos días le avisé sobre mi boda, y creo que casi se desmaya de la impresión, porque cuando hablamos, no me respondía.
Mis padres y mi hermano también estaban sorprendidos al enterarse de que me casaría con alguien que no conocían. Mi madre me preguntó si él sabía sobre mi embarazo, y le confirmé que sí, que Hugo había aceptado todo y, además, es un buen hombre.
Hoy es el día. Hoy me convertiré en la señora Sorni. Mi madre y Casandra están conmigo, ayudándome con el maquillaje y el peinado. Durante todo el proceso, nadie dice una palabra.
—Te ves hermosa, mi niña. Es hora de ponerte el vestido. ¿Necesitas ayuda o puedes hacerlo tú sola? —pregunta mi madre.
—Necesito un poco de ayuda, mamá. La doctora solo me puso una bota Welker en la pierna, pero necesito apoyo para caminar.
Y es cierto, necesito ayuda porque la bota solo brinda soporte para c