P.O.V. Hugo
Veo una llamada entrante de un número de Mónaco. Al principio dudo en contestar, pero lo más probable es que sea Eileen. Decido atender la llamada.
—Hola.
Al principio hay un silencio, pero pronto escucho el sonido de sollozos.
—Hola Hugo, soy yo, Eileen.
—Hola, señorita Rossi. Qué alegría escuchar su voz.
—Perdona por ser tan directa, Hugo, pero sigo en pie con la invitación que me hiciste para ir a Italia.
—Claro que sí, señorita Rossi. Pero dígame, la escucho un poco rara. ¿Pasó algo?
—Cuando llegue allá te cuento. Pero ¿podrías venir a recogerme al aeropuerto mañana?
—Por supuesto, señorita Rossi. Solo dígame a qué hora llega su vuelo y estaré allí para recogerla.
—Gracias, Hugo. Te lo agradezco mucho.
—No hay de qué, señorita Rossi.
—Nos vemos mañana. Adiós.
—Adiós.
Ella termina la llamada y me quedo confundido. ¿Será que algo está pasando? Decido buscar el número de Adrien, pero me detengo antes de marcar.
—Mejor esperaré a que ella me l