P.O.V. Adrien
Eileen está jugando con fuego. ¿Cómo se atreve a irse dejándome así? Ahora verá que cuando se inicia algo, debe terminarse.
Me libero de las ataduras que Eileen me puso y me apresuro a alcanzarla, sin preocuparme de estar desnudo. La veo justo cuando está por abrir la puerta, así que me apresuro y la agarro.
—Es mi turno. Espero que no tengas planes de ir a trabajar mañana —le digo con determinación mientras la beso con una pasión salvaje.
Luego me separo y la cargo, poniéndola en mi hombro, mientras le doy unas nalgadas juguetonas.
—Te haré gritar hasta quedarte ronca. Así que prepárate para lo que te espera —le digo, continuando con las nalgadas.
Me enoja su actitud, pero también sé que es culpa mía; cuando estoy con ella, bajo la guardia y me dejo llevar. Aun así, estoy contento de que me haya dado esta oportunidad. Haré que llegue hasta las estrellas para que nunca se arrepienta de elegirme.
—¿A dónde me llevas, Adrien? —pregunta Eileen, su voz llena de