P.O.V. Eileen
Llego a mi empresa con una enorme sonrisa en el rostro. A medida que paso por la recepción, todos los empleados que me ven me saludan amablemente, y yo les devuelvo el saludo con la misma cordialidad.
Tomo el elevador y presiono el botón para mi piso. Mientras las puertas se cierran, sigo pensando en lo que he hecho.
Unos minutos después, el elevador se detiene y las puertas se abren.
Camino hacia mi oficina con paso firme. Al pasar por el área donde normalmente está Katia, noto que no está. Prosigo hasta la puerta de mi oficina, la abro de par en par y mi sonrisa se desvanece por completo.
Veo a mi hermano Eros de espaldas, con los pantalones a media rodilla, en medio de una situación comprometida con una mujer sentada en mi escritorio y él en medio de sus piernas. Ambos se detienen al oír el sonido de las puertas al abrirse y me miran, sorprendidos.
—Lo siento —digo, cerrando las puertas de inmediato.
Me alejo un poco y me siento en el lugar donde debería