—El consejo estudiantil ha hecho y deshecho en la universidad desde hace años, pero nunca imaginé que llegarían tan lejos. ¡Esto merece un castigo ejemplar!
…
El ambiente ya empezaba a inclinarse a favor de Sofía.
Ella sostuvo la mirada de Mariana y dijo:
—Si sigues bloqueándome el paso, las cosas se van a complicar todavía más. Te aconsejo que te hagas a un lado.
Mariana apretó la vista en el USB que Sofía llevaba en la mano. Bajó la voz, apenas un susurro entre las dos:
—Sofía, no creas que con esto vas a destruirme. Alejandro no te dejará hacerlo.
—¿Ah, sí? Pues aquí están las pruebas. Yo también quiero ver hasta dónde puede cubrirte Alejandro Rivera.
Sofía pasó a su lado con el rostro sereno.
Mariana pensó en detenerla, pero no podía arriesgarse: demasiados ojos la observaban.
En la Universidad de Finanzas, y sobre todo en la carrera de Finanzas, la noticia correría como pólvora.
En ese momento, Sofía llegó a la puerta de la oficina del director.
El hombre tenía la mirada fija en