—En el extranjero manda Elías, no Alejandro. El único que podría haberme hecho venir desde tan lejos es Elías —dijo Leonardo, arqueando una ceja hacia Sofía Valdés—. ¿Cómo? ¿Ese tipo no le comentó nada, señorita?
—…Jamás lo escuché.
Desde que se había lastimado, Elías ni siquiera se había aparecido.
¿Cómo iba a imaginar Sofía que él había traído a todo un equipo médico especializado por ella?
—Bien, hagamos las placas —dijo Leonardo con seriedad.
Su rigor en el trabajo era evidente. Cuando Sofía terminó de colaborar con los estudios, él mismo la condujo hacia afuera.
Al poco rato, Leonardo ya estaba discutiendo a fondo con el equipo de especialistas.
Sofía, mientras tanto, sacó el celular y abrió la ventana de conversación con Elías.
Pero al ver lo escaso de sus mensajes, volvió a dudar.
Después de todo, había sido Elías quien mandó a destrozar la casa de la familia García, y por eso Alejandro terminó provocando que ella resultara herida.
En justicia, Elías debía cargar con la mitad de