—No es necesario, solo quiero echar un vistazo.
Dicho esto, Sofía comenzó a revisar el informe financiero con aparente detenimiento.
A propósito, redujo la velocidad, hojeando página por página desde la primera hasta la última.
Mientras tanto, del otro lado, el gerente Diego ya tenía las piernas temblorosas bajo la enorme presión.
¿Malversar más de diez millones de la empresa?
¡Eso significaba que pasaría el resto de su vida en la cárcel!
—¡Pa—!
De repente, Sofía arrojó el informe sobre la mesa.
Diego se sobresaltó tanto que casi se arrodilla en el suelo, pero entonces la escuchó quejarse con el ceño fruncido:
—¿Pero qué es todo esto? ¡Puros números! ¿Quién entiende esto?
Al escucharla, Diego se quedó atónito.
¿Sofía no entendía los informes financieros?
El secretario Juan, que estaba a un lado, también frunció el ceño, con una evidente expresión de decepción.
¿La hija del presidente… ni siquiera podía leer un informe financiero?
Diego se secó el sudor y se adelantó con una sonrisa ser