—¡Exacto! ¡Señor Rivera, ni se imagina! ¡Sofía venía toda soberbia! ¡Hasta dijo que iba a usar sus contactos para meternos a la cárcel! —exclamó Silivia con falsa indignación, más emocionada por el escándalo que preocupada por la verdad.
Sofía los miró con una sonrisa helada. El descaro de esas dos era casi cómico.
—Vaya —soltó Alejandro Rivera con tono irónico—. No sabía que el título de prometida de los Rivera te daba tantos privilegios. Sofía, realmente no dejas pasar ninguna oportunidad, ¿verdad?
Claramente, no tenía ni idea de lo que había pasado. Pero eso no le impedía juzgarla con burla en cada palabra.
Al ver la injusticia, Luna dio un paso al frente, indignada:
—¿Y tú qué sabes de lo que pasó, Alejandro? ¡¿Con qué derecho la juzgas así?!
—Señorita Rodríguez —intervino Mariana García con su tono empalagoso—, tanto Alejandro como yo escuchamos todo. No creo que haya mucho que explicar… todos vimos lo que pasó.
—¡Sí, fue Sofía la que empezó todo! —agregó Mónica Torres, ansiosa po