—No te enojes, Alejandro —murmuró Mariana mientras tomaba con suavidad el brazo de Alejandro.
Luego, con una expresión de vergüenza en el rostro, dirigió sus palabras a Elías al otro lado:
—Señor Casanova, lamento mucho este malentendido. Estoy segura de que usted no sabía quién es en realidad la señorita Valdés…
Mientras hablaba, Mariana lanzó una mirada cargada de reproche a Sofía.
—Señorita Sofía, lo suyo no tiene nombre. Usted es la prometida del señor Rivera, ¿y así se comporta? Coqueteando con otro hombre delante de todos… Venga para acá.
Mariana se adelantó con la intención de tomar a Sofía del brazo, pero Bruno se interpuso en seco, bloqueándole el paso con el cuerpo. No había intención alguna de dejarla avanzar.
El gesto de Mariana quedó suspendido en el aire, y su rostro palideció ligeramente.
Sofía, viendo el espectáculo, soltó una risita sin emoción.
—Señorita García, hace un momento usted y el señor Rivera parecían bastante... cercanos. Casi podría pensar que no tenía ni