Punto de Vista de Carla
Después de la cena, mi padre se llevó a Salomón a su oficina para una conversación privada, algo que aparentemente solo concernía a ellos dos.
Decidí aprovechar para revisar el cambio de turno nocturno de los guardias, así que me dirigí hacia las fronteras. La noche transcurría tranquila en el perímetro, pero no podíamos confiarnos: los ataques solían llegar sin aviso, calculados para tomarnos desprevenidos. Hasta el momento habían fracasado al intentar traspasar nuestras defensas.
Me encontré en una de las colinas que dominaba los terrenos de la manada, más hacia el interior que cerca de los acantilados costeros, desde donde podía observarlo todo. Incluso distinguí a Salomón saliendo de la Casa del Alfa y acercándose hacia mí a través de la distancia.
—Por fin te encuentro. —trepó la última parte de la colina antes de detenerse a recuperar el aliento. La pendiente era empinada y requería varios intentos acostumbrarse a la subida sin que se cortara la respiració