Punto de Vista de Carla
Guardé la computadora en la mochila antes de subir a tomar apenas unas pocas prendas que me acompañarían hasta mi destino.
Recorrí los cuartos de arriba por última vez, cuidando de no dejar rastro alguno, ninguna huella de que había sido yo quien vivió entre estas paredes... la ropa podía reutilizarse o desecharse, según él decidiera.
Bajé las escaleras colocándome un suéter sobre la ropa recién cambiada, mientras guardaba con tranquilidad algunas galletas y botellas de agua en mi bolsa.
No valía la pena esperar la noche, pues todos estaban en la fiesta de la manada y pasarían despiertos hasta el amanecer. Era el momento perfecto para marcharme.
Cerré la puerta principal por última vez y caminé en dirección contraria al Salón de la Manada, hacia el prado donde mi loba y yo habíamos sido felices. Quería irme en paz conmigo misma, sin despedidas que no servían para nada.
Me adentré en el bosque otra vez, mi loba afinando mi vista mientras pisaba la tierra oscura e