—¿Acaso ella lo sabe?
—No... o al menos no lo creo.
—¿Por qué no pueden estar juntos?
—Porque no puedo perderla.
—¿Perderla por qué?
—Ser parte de la familia Vargas conlleva amenazas...
—¿Pero a mí sí puedes perderme? —levantó una ceja hacia mí.
—No, lo estás tergiversando. —bufé con rabia, el sabor amargo de la ira se extendía en mi boca.
—Mierda... mis padres.
—Lo arreglaré, Clío no dirá nada y... puedo manejar a Josi.
—Tienes una compañera, Jorge, una compañera que claramente está enamorada de ti. ¿Estás seguro, cien por ciento seguro, de que ustedes dos no pueden estar juntos? Eres un Alfa, tendrás guerreros a tu disposición para protegerla. —sus palabras apuntaban a tranquilizarme, a reconsiderar las cosas, pero no podía, no lo haría.
No perdería a Clío por el destino.
Si eso significaba que no podía estar con ella, pero al menos ella estaría viva, entonces podía amarla y protegerla desde la distancia.
—¡No! —rugí, apretando mis puños.
—Así que, ¿estás dispuesto a dejarla ir compl