Capítulo 3
POV de Carla

Ella era como mi doble, era idéntica a mí. Su piel no era tan viva como la mía, estaba más pálida por haber estado alejada de la luz del sol, por estar atrapada en esta cama de hospital... pero no había duda de que era idéntica a mí.

Mi mente no podía procesar lo que mis ojos estaban viendo.

¿Cómo era esto posible?

Caminé hasta el final de la cama, tomando su historial médico para ver qué demonios le había sucedido.

Tomás nunca hablaba de ella. Aparentemente nunca dejaba que nadie se acercara lo suficiente para visitarla.

Leyendo el informe, decía que había consumido acónito.

¿Acónito? ¿Qué la habría poseído para hacer eso? El acónito no es algo que bebas accidentalmente. Es una sustancia controlada e increíblemente difícil de conseguir.

Se supone que es insoportablemente doloroso de consumir, y que infringe un dolor insufrible.

No me atreví a quedarme allí más tiempo. Rápidamente devolví el historial médico y salí de su habitación, y luego del hospital.

Ni siquiera estaba segura de cómo regresé a casa. Debí haber entrado en modo automático, con mi cerebro tomando el control mientras mi cuerpo permanecía en un nivel de shock. Solo sentía que mis piernas temblaban todo el tiempo, apenas manteniéndome en pie hasta que entré a mi casa.

Una vez que cerré la puerta, mi mente y cuerpo finalmente se reconectaron, y tuve que agarrarme a la pared para sostenerme.

Mis piernas finalmente cedieron mientras caía lentamente contra la pared hasta el suelo.

Mis piernas se recogieron contra mi pecho, pidiendo a mis brazos que las abrazaran, lo cual hice.

Me proporcioné el único apoyo que jamás tendría.

Simplemente me senté en el suelo, tratando de calmar mi respiración.

¿Por qué Elena y yo nos parecíamos tanto? Estaba delgada por haber pasado mucho tiempo en coma, su rostro estaba hundido, pero no había dudas de que éramos idénticas.

Más que idénticas, parecía mi reflejo.

Espera... él se me acercó en la universidad, se esforzó por presentarse. ¿Era por eso? ¿Porque me parecía a ella?

¿Sintió siquiera el zumbido de nuestro vínculo y la atracción que eso conlleva... o solo se me acercó porque me parecía a su amada que estaba en coma?

Yo era una sustituta de Elena...

No me había movido en toda la noche, mi espalda esta adolorida por haber estado sentada toda la noche en la misma posición, contra la dura pared.

¿Qué estaba haciendo realmente aquí? Esta pregunta me había atormentado toda la noche.

Fue entonces cuando lo escuché. Debía ser el amanecer para que él estuviera afuera camino al entrenamiento.

La ira se apoderó de mí, con mi loba aprovechando mi estado de duelo... porque estaba de duelo, duelo por un vínculo de pareja que nunca sería, todo por haber sido engañada durante demasiado tiempo.

—¡La vi! —le grité mientras abría mi puerta principal. Él se giró para mirarme antes de indicarle a su beta, Zacarías, que continuara sin él.

—¿Viste a quién? —caminó más cerca de mi casa, pero no entró. No creo que quisiera que entrara ahora de todos modos.

—A Elena.

Aunque no estaba particularmente interesado en hablar conmigo, me miró fijamente.

—¿La viste? —dio un paso más cerca de mí, con su brazo levantado y apoyado contra la parte superior de mi porche.

—Es esa la única razón por la que me hablaste ese día en la universidad, porque me parezco a ella, ¿no es así?

—¡Sí! —me respondió demasiado rápido, eso fue demasiado despiadado.

—¿Nuestro vínculo de pareja no significa nada para ti? —comencé a temblar, mis propias palabras sonando más agudas de lo que anticipé—. Cómo pudiste... —susurré.

—Bueno, ahora ya lo sabes, así que no hay nada que ocultar —comenzó a retroceder, ni siquiera intentando luchar por mí ni una vez.

Ni siquiera una disculpa... provocando que mi ira estallara.

—¡Eres un maldito imbécil, te odio! ¡No te acerques a mí ni a mi casa otra vez! —le grité, cerrando la puerta de golpe, incapaz de mirarlo por más tiempo.

........

2 meses después

No había visto a Tomás ni una vez en las últimas 2 semanas.

Ni una sola vez.

Los rumores decían que había estado junto a la cama de Elena todos los días y a toda hora. Fátima también me informó que Elena cada vez estaba más cerca de despertar.

Me había estado sintiendo cada vez más incómoda y con Tomás constantemente en el hospital, me había dado la oportunidad de comprar secretamente una prueba de embarazo.

No había tenido la oportunidad de mirarla todavía, había estado parada aquí durante 20 minutos sin poder recogerla del lavabo. ¿Y si de verdad estaba embarazada?

¿Qué significaría eso para este enfermizo y extraño triángulo amoroso en el que me encontraba?

—Vamos Carla, podemos resolverlo juntas. Solo mírala —Mi loba me animó a encontrar la fuerza para verificar el resultado.

Con su compañía y apoyo, encontré el valor para mirar los resultados.

—Dos líneas... —jadeé, con mi mano libre aferrándose a mi boca.

—Dos líneas... eso es bueno, ¿verdad? ¿Significa negativo? —La voz de mi loba sonó en mi cabeza.

—No, dos líneas es... —Revisé la caja nuevamente, solo para estar segura—. Es positivo. ¿Qué voy a hacer?

La prueba de embarazo estuvo junto a mí toda la noche en mi mesita de noche. No podía apartar mis ojos de ella. Tuve que revisarla numerosas veces en la noche para asegurarme de que había leído los resultados correctamente.

Levantándome de la cama, sabía que tenía que decírselo. Por mucho que lo odiara en ese momento, este niño seguía siendo el heredero de la manada.

Él estaba en su casa o en el hospital, y prefería decírselo sin que ella estuviera en la misma habitación. Por lo tanto, ya me dirigía primero a su casa para verificar.

Al llegar al jardín delantero, tanto él como el Beta Zacarías salían juntos por la puerta principal.

No estoy segura de por qué lo hice, pero me escondí detrás de uno de los grandes árboles para no ser vista.

—¿Por qué no esperar hasta que Elena despierte para tener un hijo?

—Necesitamos un heredero ahora, para fortalecer el futuro de esta manada.

—¿Qué pasa si Carla te da un hijo y Elena despierta?

—Es simple, el niño es mío.

—¿Y Carla?

—Si Elena despierta, de todos modos el acónito ya habrá devastado sus riñones hasta un estado irreparable. Carla será su donante de riñón. ¡No tendrá elección! Los médicos ya conocen la situación.

Dejé de escuchar, con la sangre bombeando en mis oídos, bloqueando cualquier otro ruido.

¿Donante de riñón? ¿Para ella?

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App