—Está bien, pero solo se acercarán los camareros y chefs que han sido aprobados.

—¿Y él? —hice un gesto con la cabeza hacia el hombre parado en nuestra mesa. Al mirar más de cerca, noté que ni siquiera tenía menús en las manos.

Josi se volvió y sus ojos se encontraron con los míos, solo con esa una mirada no necesité un enlace mental para entender que estaba incómoda.

Podría maldecirme a mi mismo, esta era una jodida mala idea. Apenas se había transformado por primera vez ese día... ¿por qué había dejado que Héctor me convenciera de venir aquí en lugar de dar un simple paseo en moto?

Aquí, podría transformarse fácilmente y exponer nuestra existencia en ese mismo restaurante. Tenía una auto disciplina que rivalizaba con la de los transformadores más fuertes, incluso en su primer día, pero incluso los más fuertes lucharían con los sentidos agudizados y el ruido aquí, su loba debía estar al límite.

Me moví, abriéndome paso entre la multitud, ignorando las protestas mientras oía a los guer