Punto de vista de Héctor
La situación había estallado de cero a cien en cuestión de horas.
Esteban conducía el vehículo líder, guiando el convoy hacia una instalación humana, desde donde lanzaríamos el ataque: accederíamos por los túneles, ascenderíamos a la Torre alfa y atravesaríamos su fortaleza desde los cimientos hasta el corazón del edificio para sabotear los sistemas eléctricos.
Con la electricidad fuera de combate, la torre caería en nuestras garras. Pero necesitaríamos reservar fuerzas para el asalto final.
Los guerreros, Esteban y yo, íbamos armados. Eso debía ser rápido y completo. Las armas servían para retrasar la transformación, así cuando llegara el momento... nuestros lobos estarían en su máximo poder.
Los guerreros de la Manada del Desierto Ámbar insistieron en acompañarnos, ya que su Luna estaría en peligro potencial durante esta misión. Aprobé su participación, pero dejé muy claro que mi palabra era la ley y que debían seguir mis órdenes.
Yo iba al frente, mientras C