—Entonces márcala y déjanos tranquilos a Carla y a mí de una buena vez.
***
Nunca pude rechazar a Elena, no tenía esa fuerza. Ella tendría que rechazarme o ser marcada por Tomás para romper el vínculo que nos unía. Era fuerte en muchos aspectos, pero me volvía vulnerable cuando se trataba de ella.
El vínculo podía ser despiadado, pues aún entonces me alimentaba con la esperanza de que me eligiera, de que no permitiría que él la marcara. Siempre resistiendo hasta el último momento.
Si hubiera bajado de ese auto para enfrentarlo, lo habría matado.
Era el lobo más fuerte, jamás hubo duda al respecto... al fin y al cabo, era el primogénito.
Al regresar a la Manada del Fantasma Oscuro, me sorprendió encontrar al Beta Esteban y a Ramón aguardándome afuera de la Casa del Alfa.
Cuando bajé del auto y me acerqué, Ramón se movía inquieto.
—Alfa, disculpa... mi hermana no debería haber...
—No, qué bueno que me contó. Ahora cobra sentido por qué Carla abandonó la manada estando embarazada, por qué